Cuentan los guaraníes que Flor era una joven india más linda que el sol. Cuando cantaba, su voz era tan dulce que hasta los pájaros callaban para escucharla.
Flor estaba enamorada de Ángel, pero él era de una tribu vecina, enemiga -quién sabe por qué- de la de ella. Por ese motivo, ellos tenían que encontrarse a escondidas en un lugar secreto del bosque, junto a un arroyo.
Un mal día, los descubrió una india que, muerta de celos, le fue con el cuento al padre de Flor. Desde entonces, no sólo los novios no pudieron volver a verse, sino que además el padre dispuso que ella se casara con otro.
La Luna, que protege a los enamorados, le dijo a Ángel:
-Ayer me avisó mi amigo el Viento que Flor lloraba desconsoladamente porque su padre quiere casarla con un muchacho de su tribu. Ella gritaba que prefería morir antes de cumplir con esa orden.
-Por favor, Luna –dijo Ángel con desesperación- necesito verla cuanto antes.
-No puedo acceder a tu pedido: el ruego de tu amada fue escuchado por Tupá y, en lugar de quitarle la vida, la ha transformado en una flor.
-Dime, Luna ¿cuál es el nombre de esa flor?
-Ay, mi amigo, ni el Viento lo sabe...
Ángel no podía comer ni dormir y, en medio de su dolor, suplicó al dios Tupá que lo ayudara a reunirse con su amada. Poco a poco, fue notando que su cuerpo cambiaba: se hacía cada vez más y más pequeño y, lentamente, se iba cubriendo de plumas. A los pocos días, se había convertido en un pajarito diminuto de hermosos y brillantes colores. Desde entonces, besa las corolas de todas las flores en busca del sabor dulce de los labios de su Flor.
Cuentacuentos - Narradora oral)
Encontré varias leyendas en Internet, pero esta es una de las que mas me gustó.